Using the Right Words in Academic and Scientific Writing

Usando las palabras correctas en la escritura académica y científica

Jan 19, 2025Rene Tetzner

Resumen

Elegir las palabras correctas es fundamental para una escritura académica y científica efectiva. Inspirados por el famoso contraste de Mark Twain entre la palabra “casi correcta” y la palabra “correcta”, los autores académicos deben aspirar a un lenguaje que sea preciso, exacto e inmediatamente claro para sus lectores. En los artículos de investigación, la palabra correcta no solo suena sofisticada; expresa la idea pretendida sin ambigüedad, captura distinciones sutiles y apoya la estructura lógica de un argumento. La palabra casi correcta, en cambio, produce vaguedad, obliga a los lectores a adivinar el significado e incluso puede tergiversar los resultados.

Mejorar la elección de palabras es una habilidad práctica y entrenable. El uso regular de buenos diccionarios y recursos específicos de la disciplina, la atención cuidadosa a las diferencias entre sinónimos cercanos y la conciencia de las colocaciones, connotaciones y terminología técnica ayudan a los autores a seleccionar los términos más precisos. Los académicos deben equilibrar la variedad con la consistencia, manteniendo términos clave estables para métodos y conceptos mientras varían el lenguaje circundante para evitar repeticiones. Una edición cuidadosa para eliminar la verbosidad, los modificadores innecesarios y el vocabulario inflado aumenta aún más la claridad y el impacto.

En última instancia, usar las palabras correctas fortalece la comunicación de la investigación y las perspectivas de publicación. Un lenguaje claro y preciso ayuda a los revisores y editores a entender qué se hizo, por qué importa y cómo encaja en la literatura más amplia. Al desarrollar mejores hábitos de vocabulario, especialmente mediante el uso deliberado del diccionario, la lectura amplia en el campo y la revisión con la elección de palabras en mente, los autores pueden asegurarse de que su escritura ilumine su investigación en lugar de oscurecerla.

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Usar las palabras correctas en la escritura académica y científica | Consejos sobre cómo publicar su investigación

Mark Twain comentó famosamente que la diferencia entre la palabra casi correcta y la palabra correcta es tan grande como la diferencia entre una luciérnaga y un rayo. Los autores académicos y científicos no siempre aspiran a un drama parecido al de un rayo en su prosa, pero muy pocos estarían contentos de ver su trabajo brillar débilmente en la distancia como un insecto indistinto. Incluso en las disciplinas más técnicas, la palabra correcta puede iluminar un concepto al instante, mientras que la palabra casi correcta deja a los lectores parcialmente en la oscuridad, obligados a inferir o corregir el significado del autor.

En la escritura de investigación, el problema no es la elegancia por sí misma. Más bien, se trata de precisión, claridad y economía. La palabra correcta transmite exactamente lo que usted pretende, ni más ni menos. Se alinea con la terminología establecida en su campo, refleja el matiz apropiado y permite a los lectores seguir su razonamiento sin vacilación. La palabra casi correcta imita esta precisión pero nunca la alcanza del todo; apunta en la dirección de la idea pretendida sin llegar completamente a ella. A lo largo de un manuscrito, una serie de elecciones casi correctas puede atenuar el impacto de hallazgos importantes y crear fricción para revisores y editores.

Afortunadamente, encontrar las palabras correctas no es un talento misterioso reservado para unos pocos dotados. Es una habilidad que se puede desarrollar mediante la práctica deliberada, la atención cuidadosa al significado y la consulta regular de recursos lingüísticos de alta calidad. Este artículo explora estrategias prácticas para mejorar la elección de palabras en la escritura académica y científica, con un enfoque particular en cómo estas decisiones afectan la claridad y la posibilidad de publicación de su investigación.

¿Qué queremos decir con "la palabra correcta"?

En la conversación cotidiana, "buen vocabulario" a veces se equipara con palabras raras o complicadas. Sin embargo, en la escritura académica, la "palabra correcta" no es necesariamente la más oscura o impresionante. En cambio, tiende a tener cuatro cualidades clave:

  • Precisión: Denota exactamente el concepto que pretendes, especialmente en relación con el método, los datos, la teoría o la interpretación.
  • Claridad: Será inmediatamente comprensible para el público objetivo de la revista, incluidos especialistas fuera de tu subcampo específico.
  • Idoneidad: Coincide con el registro formal de la prosa académica y se ajusta a las convenciones de tu disciplina.
  • Economía: Expresa la idea de manera eficiente, reduciendo la necesidad de calificadores, explicaciones o circunloquios adicionales.

En contraste, la palabra casi correcta a menudo falla en al menos una de estas áreas. Puede ser ligeramente demasiado amplia (por ejemplo, usar affect donde impair o enhance es más preciso), demasiado vaga (elegir thing o aspect en lugar de una característica específica), o engañosamente fuerte o débil (describir una correlación pequeña como un dramatic effect). En una sección de métodos, el término casi correcto puede representar mal el diseño; en una sección de discusión, puede exagerar o minimizar tus resultados.

Por qué la precisión importa para la publicación

Los revisores y editores evalúan los manuscritos no solo en función de sus datos y análisis, sino también de qué tan claramente se presenta la investigación. Un lenguaje vago o impreciso puede generar dudas sobre la solidez del trabajo en sí. Si un autor no puede expresar claramente qué se hizo, con qué instrumentos, bajo qué condiciones y con qué nivel de confianza, un lector puede preguntarse con razón si los procedimientos subyacentes fueron igualmente inciertos.

La elección cuidadosa de palabras también tiene implicaciones éticas e interpretativas. Exagerar resultados mediante un lenguaje inflado—usando prove donde suggest, indicate o support serían más precisos—puede engañar a los lectores sobre la fuerza de la evidencia. Minimizar hallazgos clave con un lenguaje excesivamente cauteloso puede ocultar contribuciones que son genuinamente importantes. Las palabras correctas ayudan a posicionar tu investigación con precisión dentro de la literatura, permitiendo que otros la utilicen adecuadamente.

Además, muchas revistas imponen límites estrictos de palabras. Cuando tu vocabulario es preciso, a menudo necesitas menos palabras para explicar métodos, describir datos y justificar interpretaciones. Un lenguaje conciso y exacto libera espacio para detalles esenciales, figuras y referencias, y hace que el manuscrito sea más legible para los revisores ocupados.

Uso efectivo de los diccionarios

Una de las herramientas más simples y poderosas para mejorar la elección de palabras es también la más antigua: el diccionario. Los académicos modernos a veces consideran el uso del diccionario como una admisión de debilidad, pero en realidad es una señal de profesionalismo. Incluso los escritores altamente fluidos consultan diccionarios regularmente para confirmar que un término tiene el matiz que pretenden.

Un buen diccionario hace mucho más que confirmar la ortografía. Normalmente proporcionará:

  • múltiples sentidos de una palabra, a menudo con etiquetas de uso (formal, técnico, figurado, obsoleto),
  • ejemplos de la palabra en contexto,
  • información sobre gramática (verbos transitivos vs. intransitivos, sustantivos contables vs. incontables),
  • variación regional (uso británico vs. americano), y
  • palabras relacionadas, derivados y, a veces, colocaciones.

Cuando tienes dudas sobre un par de casi sinónimos, como modify y qualify, o examine y analyse, buscarlos lado a lado puede revelar distinciones sutiles. Por ejemplo, modify puede sugerir cambiar algo, mientras que qualify a menudo significa restringir o limitar una afirmación. Examine podría referirse a mirar algo de cerca, mientras que analyse implica descomponerlo en componentes o aplicar un método específico. Una vez que entiendes estas diferencias, puedes elegir la palabra que refleje con precisión tu intención en lugar de confiar solo en la intuición.

Los diccionarios también son invaluables para prevenir errores más graves, como confundir accept con except, o usar inclement cuando realmente quieres decir implement. Debido a que la escritura académica a menudo involucra terminología especializada, consultar un diccionario general autorizado junto con glosarios o manuales específicos de la disciplina puede ayudar a asegurar tanto la precisión lingüística como técnica.

Cuando una palabra "se siente bien" pero necesita ser verificada

En la práctica, muchas palabras surgen espontáneamente mientras redactas. Puede que hayas visto un término recientemente en un artículo o lo hayas escuchado en una presentación de conferencia, y te viene a la mente mientras escribes. Parece la palabra correcta, pero no estás completamente seguro. Este es exactamente el momento en que la consulta del diccionario es más útil.

Si buscas el término y descubres que su significado encaja perfectamente en tu contexto, has ganado varios beneficios a la vez: has ampliado tu vocabulario activo, confirmado que la palabra es apropiada y evitado la duda que podría haberte llevado a elegir una alternativa menos precisa. Con el tiempo, este proceso fortalece tu sentido de qué palabras son herramientas confiables y cuáles requieren más precaución.

Por otro lado, puede que descubras que la palabra no significa exactamente lo que pensabas. En este caso, la verificación te ha salvado de introducir un error o una frase incómoda que un revisor probablemente notaría. De cualquier manera, el hábito de verificar palabras nuevas o inciertas apoya una escritura más segura y precisa.

Equilibrando la variedad con la consistencia

A menudo se anima a los escritores a "evitar la repetición" y "variar su vocabulario". En la prosa general, este es un excelente consejo. Sin embargo, en la escritura académica y científica, la variedad debe equilibrarse con la consistencia, especialmente al referirse a conceptos clave, variables, procedimientos e instrumentos.

Por ejemplo, si llama a su medida principal de resultado “quality-of-life score” en una sección y “well-being index” en otra, los lectores podrían asumir que son constructos diferentes. De igual manera, alternar entre “participants,” “subjects” y “respondents” sin una razón clara puede crear confusión sobre quién hizo qué en el estudio. En tales casos, la consistencia en la terminología es más importante que la variación estilística.

Un enfoque práctico es identificar un pequeño conjunto de términos centrales que sean fundamentales para su pregunta de investigación y usarlos consistentemente a lo largo del manuscrito. Alrededor de estos anclajes, puede introducir variaciones modestas en lugares menos críticos—por ejemplo, alternando entre “study” y “investigation” o entre “findings” y “results” para mejorar la fluidez. El objetivo es mantener la terminología esencial estable mientras se permite suficiente variación en el lenguaje circundante para que siga siendo atractivo.

Elegir el nivel correcto de tecnicismo

Otra dimensión de la elección de palabras concierne al nivel de detalle técnico. La escritura académica debe usar el vocabulario especializado del campo—términos como epigenetic modification, heteroscedasticity o semiotic framing—cuando estos son necesarios para la precisión. Al mismo tiempo, el exceso de jerga puede alejar a los lectores y oscurecer el significado, especialmente en revistas interdisciplinarias donde no todos los revisores comparten el mismo trasfondo.

Por lo tanto, la palabra correcta no es necesariamente la opción con más jerga disponible. En cambio, es el término que es lo suficientemente preciso para los especialistas pero aún comprensible para los no especialistas informados. Una guía útil es mantener los términos técnicos para conceptos técnicos genuinos mientras se favorece un lenguaje sencillo y directo para acciones y relaciones cotidianas. Por ejemplo, podría mantener randomised controlled trial como término técnico pero evitar complejidad innecesaria en frases como “the study was carried out” en lugar de “the experimental investigation was operationalised.”

En caso de duda, pregúntese si un sinónimo menos técnico distorsionaría el concepto o comprometería la precisión. Si es así, mantenga el término especializado y, si es necesario, defínalo brevemente. Si no, considere elegir la opción más simple.

Modificadores, elección de verbos y concisión

Una de las ventajas de usar la palabra correcta es que reduce la necesidad de modificaciones importantes. Cuando los verbos y sustantivos son fuertes y específicos, los adjetivos y adverbios a menudo se vuelven opcionales. Compare los siguientes pares:

  • La intervención mejoró significativamente los resultados.
  • La intervención tuvo un efecto muy positivo en los resultados.

La primera frase usa un verbo preciso (improved) y un calificativo estándar (significantly) que refleja directamente la prueba estadística. La segunda se basa en una redacción más vaga y una evaluación subjetiva (very positive effect). De manera similar:

  • La enzima degradó el sustrato.
  • La enzima tuvo un efecto importante sobre el sustrato.

En cada caso, elegir un verbo o sustantivo más exacto elimina la necesidad de explicación adicional y mantiene la oración enfocada. Al revisar tu escritura, busca grupos de modificadores—frases como “muy importante,” “extremadamente grande,” o “bastante significativo”—y pregúntate si una palabra base más fuerte haría el trabajo de manera más eficiente.

Desarrollar mejores hábitos de elección de palabras

Mejorar el vocabulario en la escritura académica y científica no se logra en una sola pasada de edición; se desarrolla con el tiempo a través de hábitos acumulativos. Algunas estrategias prácticas incluyen:

  • Leer artículos de alta calidad en tu campo: Observa cómo los autores experimentados describen métodos o fenómenos similares. Presta atención a frases recurrentes y términos técnicos.
  • Mantener un cuaderno de vocabulario: Anota expresiones útiles, colocaciones y términos específicos de la disciplina a medida que los encuentres, junto con ejemplos de cómo se usan.
  • Revisar específicamente la elección de palabras: Dedica al menos una ronda de revisión a enfocarte en el vocabulario, separada de las preocupaciones estructurales o de formato.
  • Buscar retroalimentación de colegas o editores: Pregunta si algún término parece vago, inapropiado o confuso, y revisa en consecuencia.
  • Mantener una lista de “palabras problemáticas”: Identifica las palabras que tiendes a usar en exceso o mal y revísalas cuidadosamente cada vez que aparezcan.

A medida que estas prácticas se vuelvan rutinarias, seleccionar las palabras correctas se sentirá menos como una conjetura y más como un proceso deliberado y confiado.

Conclusión

Usar las palabras correctas en la escritura académica y científica no se trata de impresionar a los lectores con un vocabulario elaborado. Se trata de servir a tu investigación expresándola de la manera más clara, precisa y concisa posible. La palabra correcta aclara un método, afina una definición y captura una distinción sutil en tus datos o argumento. La palabra casi correcta introduce fricción, ambigüedad y, a veces, malinterpretación.

Al adoptar el uso del diccionario, comparar sinónimos cercanos, equilibrar la variedad con la coherencia, manejar la terminología técnica y revisar específicamente la elección de palabras, puedes ir transformando gradualmente tu escritura de “lightning bug” a algo más cercano al relámpago de Twain—quizás no dramático en estilo, pero brillantemente claro en significado. En el entorno competitivo de la publicación académica, esa claridad puede marcar una verdadera diferencia en cómo los editores, revisores y futuros lectores reciben tu trabajo.


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