Encontrar un lugar para comenzar en medio del caos del bloqueo del escritor
Los académicos y científicos no deberían sufrir de bloqueo del escritor. Simplemente están demasiado ocupados, y una vez que su investigación está terminada, sus datos organizados y sus análisis completos, la redacción necesaria para reportar todo debería ser una tarea fácil y que no consuma demasiado tiempo valioso. Sin embargo, el hecho es que incluso unas pocas páginas de texto pueden tomar bastante tiempo para redactar cuando el objetivo es reportar con exactitud y precisión los métodos, resultados y conclusiones de una investigación avanzada. Luego está el asunto de la corrección de pruebas, corrección, revisión y pulido, todo lo cual requiere mucho más tiempo y esfuerzo. Para algunos académicos, llegar al punto en que la única tarea restante es el placer de compartir su investigación con colegas y otros lectores es una alegría. Para muchos, sin embargo, escribir es una tarea que preferirían evitar, y aunque es muy probable que el bloqueo del escritor afecte a autores de este tipo con más frecuencia que al grupo entusiasta, cualquier escritor puede experimentar bloqueo del escritor en cualquier momento.
Cuando el bloqueo del escritor se presenta, puede ser una experiencia profundamente frustrante. Te sientas frente a la pantalla de tu computadora o quizás con bolígrafo y papel en mano, tu mente desbordada de pensamientos, tus notas y otros datos a tu alrededor, pero no salen palabras. Es esencial, ante todo, recordar que esta aparente estasis es solo un obstáculo en tu camino, no un problema insuperable, y que existen algunas maneras prácticas de superarlo. Una estrategia que funciona bien para muchos escritores es revisar una vez más las fuentes, estadísticas, estudios de caso, entrevistas, transcripciones, notas personales y otra información que han inspirado y resultado de tu investigación. Sí, ya estás familiarizado con toda esa información, y puede incluso parecer que la abundancia y complejidad del material que compite por prioridad en tu mente es parte del problema, pero el objetivo en este caso es enfocarse en los puntos más interesantes y significativos con la intención de descubrir el lugar perfecto para comenzar. Esa estadística impactante que primero te tentó a considerar tu tema, los métodos innovadores que te permitieron abordar el problema de manera diferente y el desastre en el laboratorio que terminó conduciendo a tus mejores resultados son todos buenos ejemplos de puntos de partida tan propensos a involucrar tu pluma (o tus dedos) como el interés de tu lector. Sin embargo, no es imperativo que este material termine realmente al principio de tu manuscrito final; podría ser igual de productivo que sea el comienzo de la conclusión. Lo importante es que te permita iniciar el proceso de escritura.
Si aún no has preparado un esquema del documento que necesitas escribir, puede ser de gran ayuda hacerlo. Un esquema reduce tu enfoque a las secciones y encabezados principales mientras anticipa la inclusión de mucho más material, por lo que te ofrece fragmentos de información manejables para digerir. Estos fragmentos pueden ser mucho más fáciles de abordar que, por ejemplo, la masa más grande de todo lo que debe presentarse en un trabajo, y si incluyes subencabezados y enumeras los conceptos principales que esperas cubrir en cada sección, tu ruta estará trazada para ti. Puedes comenzar escribiendo la introducción primero o decidir empezar describiendo tus métodos, resultados o recomendaciones. Dado que escribir activamente es la única cura real para el bloqueo del escritor, la preocupación principal es comenzar a redactar material que finalmente se desarrollará en alguna parte de tu manuscrito, y reconocer que tendrás muchas oportunidades para editar y reorganizar tu texto ayudará a aliviar la presión ejercida por el deseo de perfeccionismo que a menudo contribuye al bloqueo del escritor.
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