Resumen
La inteligencia artificial (IA) está cada vez más integrada en el ecosistema de publicación académica, apoyando el descubrimiento de literatura, detección de plagio, verificaciones de integridad y flujos editoriales. Sin embargo, muchas universidades, agencias de financiamiento y revistas ahora adoptan una posición clara: cualquier participación de IA en la generación, reescritura, parafraseo o “refinamiento” del lenguaje de un manuscrito se considera creación de contenido y no está permitida. La autoría debe permanecer completamente humana, y los autores son responsables de cada palabra que envían.
Este artículo explica cómo los investigadores pueden usar herramientas de IA éticamente mientras cumplen con políticas estrictas que prohíben la corrección o redacción del lenguaje basada en IA. Los “hacer” se centran en aplicaciones seguras—como soporte de búsqueda, cumplimiento y detección de plagio, y descubrimiento de revistas de alto nivel—siempre con verificación y control humano. Los “no hacer” enfatizan prácticas que comprometen la integridad académica, incluyendo texto escrito por IA, prosa refinada por IA, referencias fabricadas, manipulación de datos y asistencia de IA no revelada.
Siguiendo estas directrices, los autores pueden beneficiarse de la IA como una ayuda técnica periférica sin permitir que ésta moldee el contenido intelectual o lingüístico de su trabajo. En este modelo, la IA puede ayudar a los investigadores a navegar la información y verificar requisitos formales, pero solo los académicos humanos pueden redactar, revisar y ser dueños del texto académico en sí.
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Uso de IA en la Publicación Académica Cuando No Se Permite el Refinamiento del Lenguaje: Qué Hacer y Qué No Hacer
Introducción
Las herramientas de inteligencia artificial se han vuelto ampliamente accesibles para los investigadores, ofreciendo ayuda rápida con todo, desde sugerencias de palabras clave hasta verificaciones de similitud. Al mismo tiempo, las universidades y editoriales han reaccionado aclarando lo que está—y no está—permitido en el trabajo académico. Un número creciente de políticas ahora considera cualquier texto generado, parafraseado o "refinado" por IA como creación de contenido no autorizada. En otras palabras, si la IA modifica la redacción de una oración, esa oración puede considerarse escrita por IA y, por lo tanto, inaceptable.
Esta posición estricta puede sorprender a los investigadores que asumían que usar IA solo para “pulir” o “corregir” era inofensivo. Sin embargo, desde la perspectiva de la integridad académica, el lenguaje es parte del producto intelectual: la elección de palabras, la estructura y el matiz contribuyen a la originalidad de un texto académico. Permitir que la IA reescriba o mejore oraciones difumina la línea entre la autoría humana y el contenido generado por máquina.
Este artículo explica cómo navegar este entorno de forma segura. Describe usos permitidos de la IA que no implican creación o corrección de lenguaje, como el apoyo al descubrimiento y las verificaciones de cumplimiento, y detalla prácticas que deben evitarse, incluyendo la redacción, reescritura y traducción de contenido del manuscrito por IA. El objetivo es mostrar cómo la IA puede permanecer en la periferia técnica del proceso editorial mientras los autores mantienen plena responsabilidad sobre el lenguaje y las ideas en su trabajo.
Lo que se debe hacer: Uso ético de la IA sin tocar el texto
1. Use IA para búsqueda y descubrimiento, no para escribir
La IA puede ser una ayuda útil para la navegación en un panorama informativo saturado. Dentro de políticas estrictas que prohíben el refinamiento del lenguaje, las herramientas de IA aún pueden usarse para:
- sugerir palabras clave y encabezados temáticos para búsquedas en bases de datos;
- proponer temas o conceptos relacionados que pueda explorar de forma independiente;
- generar listas de posibles consultas de búsqueda para usar en bases de datos académicas tradicionales.
Sin embargo, una vez que haya localizado fuentes relevantes, la lectura, toma de notas y resumen deben ser realizados por usted. La IA no debe producir notas escritas, paráfrasis o texto que luego reutilice. El enfoque más seguro es tratar a la IA como un señalizador direccional en la etapa de búsqueda, no como una herramienta que produzca contenido lingüístico para su proyecto.
2. Use IA para la detección de plagio y análisis de similitud
La detección de plagio y el análisis de similitud son aplicaciones ampliamente aceptadas y conformes a las políticas del uso de IA. Estos sistemas analizan su manuscrito ya escrito y reportan patrones de superposición con trabajos publicados anteriormente; no generan ni modifican el lenguaje por sí mismos.
Las prácticas responsables incluyen:
- pasando su borrador completo por herramientas como iThenticate o Turnitin (cuando su institución lo permita);
- examinando los pasajes señalados y reescribiéndolos manualmente usted mismo para asegurar una verdadera paráfrasis y una cita adecuada;
- verificando que el material reutilizado (por ejemplo, de sus propias publicaciones anteriores) esté claramente referenciado y justificado conforme a las políticas de la revista e institucionales.
En este flujo de trabajo, la IA actúa puramente como una herramienta de diagnóstico. Solo usted, el autor, reescribe y corrige el texto en respuesta a su informe.
3. Usar IA para revisiones estructurales y administrativas
Algunos sistemas basados en IA pueden ayudar a verificar aspectos no lingüísticos de tu manuscrito y envío. Siempre que no reescriban oraciones, estos usos pueden ser compatibles incluso bajo políticas estrictas de “sin cambios de lenguaje”. Por ejemplo, la IA puede asistir con:
- verificar que todas las secciones requeridas estén presentes (resumen, métodos, financiamiento, ética, etc.);
- detectar elementos faltantes como declaraciones de disponibilidad de datos o divulgaciones de conflictos de interés;
- señalar inconsistencias en la numeración (por ejemplo, referencias a figuras y tablas) o leyendas faltantes;
- verificar que un archivo de manuscrito cumpla con los parámetros técnicos de formato básicos (tipo de archivo, conteo de caracteres, número de figuras).
Estas herramientas reportan problemas estructurales; los autores deben corregir manualmente el manuscrito usando su propia redacción y decisiones de formato.
4. Usar la IA con precaución para el descubrimiento de revistas
Las herramientas de recomendación de revistas impulsadas por IA analizan temas, palabras clave y referencias para sugerir revistas potencialmente adecuadas. Cuando la generación y edición de lenguaje están prohibidas, estas herramientas aún pueden ser útiles siempre que se las trate como asesoras, no autoritativas.
El uso ético incluye:
- usar sugerencias de IA para crear una lista preliminar de revistas candidatas para investigar más a fondo;
- verificar manualmente los objetivos, alcance, estado de indexación y reputación del editor de cada revista;
- consultar con supervisores o colegas senior antes de decidir dónde enviar.
Los buscadores de revistas nunca deben reemplazar el juicio humano. Son puntos de partida, no instrucciones de envío.
5. Divulgar cualquier asistencia de IA no textual
Incluso cuando no permites que la IA toque el lenguaje, muchos editores ahora fomentan o requieren transparencia sobre cualquier participación de IA. Si has usado herramientas de IA para verificación de similitud, revisión de cumplimiento estructural o descubrimiento a alto nivel, es buena práctica indicarlo claramente.
Por ejemplo, en agradecimientos o en una declaración dedicada a “uso de IA” podrías escribir:
"Los autores usaron iThenticate para el análisis de similitud y una herramienta automatizada de descubrimiento de revistas para la exploración inicial de posibles publicaciones. Todos los escritos, análisis y decisiones finales de selección de revista fueron realizados por los autores."
Tales declaraciones tranquilizan a editores y lectores de que la IA no ha contribuido al contenido ni al lenguaje del manuscrito en sí.
Lo que no se debe hacer: Prácticas que cuentan como creación de contenido con IA
1. No use IA para redactar, reescribir o "refinar" el texto del manuscrito
Bajo una interpretación estricta de las políticas actuales, cualquier participación de IA en la formulación del lenguaje del texto académico se considera creación de contenido y por lo tanto no está permitida. Esto incluye:
- pedir a la IA que escriba párrafos, secciones o manuscritos completos;
- pegar su texto en herramientas de IA para "mejorar la redacción", "refinar el lenguaje" o "hacerlo más académico", y luego usar el resultado;
- usar IA para parafrasear o reformular pasajes de su propio trabajo o de otros.
Incluso si revisa y acepta solo algunos de los cambios sugeridos, el lenguaje resultante ya no es completamente suyo. Desde un punto de vista de integridad, esto socava el principio de que el autor es responsable tanto de las ideas como de la expresión.
2. No use IA para la traducción del contenido del manuscrito
La traducción automática es una forma de generación de lenguaje. Si redacta un manuscrito en un idioma y usa IA para traducirlo al idioma de envío, porciones significativas del texto final serán generadas por máquina. Bajo políticas estrictas, esto se trata como lenguaje creado por IA y por lo tanto está prohibido.
Si se necesita apoyo para traducción, las instituciones recomiendan cada vez más:
- trabajando con traductores humanos que entienden el campo;
- utilizando servicios profesionales de edición de lenguaje con expertos en la materia;
- asegurándose de revisar y aprobar cada cambio mientras preserva su intención intelectual.
3. No confíe en la IA para resúmenes de contenido usados en su texto
Los resúmenes generados por IA pueden aparecer como viñetas o párrafos cortos. Si luego integra esos resúmenes de IA en su propia escritura, incluso después de una ligera edición, se convierten en parte del contenido del manuscrito. Esto no es aceptable bajo las normas que prohíben el lenguaje creado por IA.
En cambio, usted debe:
- lea cada fuente usted mismo y produzca sus propias notas con sus propias palabras;
- elabore borradores de resúmenes basados en su comprensión, sin copiar la redacción de los resultados de la IA;
- trate cualquier resumen producido por IA como un prompt no utilizable, no como texto para adaptar para publicación.
4. No permita que la IA genere referencias, citas o datos
Se sabe que la IA inventa referencias que suenan plausibles pero son falsas, y también puede producir conjuntos de datos sintéticos que parecen realistas pero no tienen base en observaciones reales. Usar estos resultados en un manuscrito es una forma clara de mala conducta académica.
Evita:
- pedir a la IA “dar referencias para X” y luego copiarlas en tu bibliografía;
- usar IA para completar referencias incompletas en lugar de consultar las fuentes originales;
- crear o “mejorar” tablas de datos, gráficos o estadísticas usando generación por IA.
Todas las referencias deben provenir de bases de datos académicas verificadas o documentos que hayas localizado y leído. Todos los datos deben derivarse de métodos de investigación reales que puedas documentar y defender completamente.
5. No Ocultes la Participación de la IA—Incluso Cuando Parezca Menor
Algunos investigadores se sienten tentados a usar IA discretamente para “ajustes menores” y asumen que no es necesario revelar nada. Sin embargo, bajo políticas estrictas, el problema no es solo la cantidad sino el tipo de asistencia. Si la IA ha generado o reescrito oraciones, eso se considera creación de contenido, y afirmar que no se usó IA sería engañoso.
Para mantener la transparencia:
- no afirmes que un manuscrito está completamente escrito por humanos si la IA ha contribuido con alguna redacción;
- no uses IA para rehacer secretamente un artículo rechazado antes de reenviarlo;
- si antes usaste IA de maneras que ahora están prohibidas, busca orientación en tu institución antes de reutilizar ese texto.
Trabajando Dentro de Políticas Estrictas: Consejos Prácticos
Para muchos investigadores, una prohibición total del refinamiento del lenguaje por IA se siente restrictiva, especialmente para quienes no son hablantes nativos. No obstante, el cumplimiento es esencial. Algunas estrategias prácticas incluyen:
- Invierte en tus propias habilidades de escritura: toma cursos de escritura académica, estudia guías de estilo y lee artículos de alta calidad en tu campo.
- Usa apoyo humano: colabora con coautores que sean buenos escritores, o utiliza servicios profesionales de edición y corrección humana donde esté permitido.
- Planifica tiempo extra para la revisión: sin reescritura por IA, redactar y refinar puede tomar más tiempo—incorpora esto en tu agenda.
- Aclara las reglas locales: lee cuidadosamente las políticas de IA de tu institución y de la revista objetivo y pide aclaraciones si algo no está claro.
Conclusión
La IA seguirá influyendo en la publicación académica, pero las políticas estrictas trazan cada vez más un límite claro: la IA puede ayudar con verificaciones técnicas y descubrimiento, pero no debe moldear el lenguaje ni el contenido sustantivo de los manuscritos de investigación. Bajo estas reglas, incluso el “refinamiento del lenguaje” automatizado se considera creación de contenido y, por lo tanto, no está permitido.
El camino más seguro para los investigadores es tratar la IA como una herramienta de fondo—útil para el filtrado de similitudes, verificaciones estructurales y el descubrimiento exploratorio en revistas—mientras se mantiene toda la lectura, el pensamiento, la escritura y la reescritura firmemente en manos humanas. Con una clara conciencia de lo que se debe y no se debe hacer, tal como se describe en este artículo, los autores pueden beneficiarse de las herramientas modernas sin comprometer la originalidad, responsabilidad e integridad que definen el trabajo académico genuino.